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Cómo Llegamos Nosotros

Buscar en la memoria las historias pasadas, es como jugar a reconocer figuras y formas en las nubes….hay tantas cosas que contar, de tantas maneras, infinitos cuentos. En agosto del 1996 cuando hicimos con 5 amigos la expedición de invierno desde el Rio Rasmussen, donde se estaba iniciando el camino hacia el sur de la Tierra del Fuego, imaginaba mi futuro recorriendo todos esos valles, montañas, ríos, glaciares.

Llegamos 8 días después al Lago Deseado, medios perdidos en las cumbres de Marcou, bajando y subiendo quebradas nevadas, arrastrando de cualquier manera mochilas, trineos y esquíes pesados y prehistóricos. Todo era muy quijotesco en la aventura. Volvimos a extraviarnos en el cajón del Ejercito y cruzamos no secomo por unos acantilados buscando el Lago Fagnano. 4 o 5 días más duro esa etapa y sin saber como dimos con los potreros y la casa de Germán en medio del bosque medio escarchado. ….comíamos todo lo que nos daba Moisés, quien estaba allí pasando el invierno, nos comunicamos por radio a Punta Arenas y entonces se me empezó a ocurrir que prefería llegar a Caleta María en vez de seguir hacia el sur y regresar a Punta Arenas desde allí.

Así llegue a Caleta María, me atraía como un extraño imán desde que había visto en un sobrevuelo en un avión del Ejercito ese lugar donde todo confluía, el mar, el río, las montañas de la Darwin. Se me ocurría que allí todo terminaba, para lo humano, o empezaba quizás. Así llegué después de despedirnos de nuestros amigos que continuaron hacia el sur y empezamos a caminar con mi compañero cuyo nombre no recuerdo, por donde era posible en esa ribera sur del Rio Azopardo. Había turberas que ya deshielaban y nos hundíamos, bosques medios enanos, que nos cerraban el camino a cada rato. Buscábamos los vestigios de la huella que don Cata con sus caballos y vacas usaban para transitar por allí. Ya estaba casi oscuro, en esos cortos días de invierno cuando alcanzamos la desembocadura del río y el mar Almirantazgo…..y faltaba aún caminar más tropezando y cayendo con mochilas, esquíes y trineos, para cruzar el rio Fontaine y llegar a Caleta María….Asi llegué

Julio Contreras


Nuestra vida en Tierra del Fuego

La isla de Tierra del Fuego, está atravesada de norte a sur por una línea artificial, que divide el territorio en el lado chileno al oeste y el lado argentino al este.

La república de Argentina hizo una colonización en la época de los sesenta construyendo un camino que unió el norte de la isla hasta llegar al sur a orillas del canal Beagle, en donde se emplaza la bella ciudad de Ushuaia.

Otra historia ha ocurrido en el territorio chileno de la isla, durante décadas, lo más al sur que se podía llegar por el camino era hasta el sector de Vicuña. Fue en el año 1978, que se le encargó al ingeniero Hans Niemeyer la elaboración de un proyecto de factibilidad para construir un camino desde Vicuña hasta la bahía Yendegaia en el canal Beagle. Pasaron 16 años, cuando en el año 1994, el estado de Chile a través del Cuerpo Militar del Trabajo comienza definitivamente a construir esa senda.

Con Julio Gastón y nuestro pequeño hijo, iniciamos la aventura de conocer y experimentar la naturaleza de Magallanes, los bosques de la península, las bahías e islas. Muchas caminatas, paseos, invitando a la gente a recorrer el entorno hasta que llegamos al sur de la isla de Tierra del Fuego, Julio en pleno invierno, caminando un par de semanas y yo en verano durante tres días de expedición.

Ambos nos encantamos con el lugar y meses después por esas sincronías de la vida, compramos la estancia Caleta María, a pesar que era de muy difícil acceso.

Ser dueños de ese pedazo de tierra extremo sur del continente, cambió para siempre el destino de nuestras vidas. Por un lado nos quedamos enamorados de ese territorio, pero al mismo tiempo teníamos la certeza de haber adquirido una gran responsabilidad.

Han transcurrido 20 años y ese camino ha atravesado valles, bosques, montes, ríos, los lagos Despreciado, Deseado, Fagnano o Cami y ha desplegado una ruta escénica hasta llegar al seno del Almirantazgo donde se enclava nuestra Caleta María.

La llegada del camino ha transformado también el espacio que habíamos habitado. Un camino que se abre a través de la naturaleza casi intocada, es un hecho que impacta, tanto a ella misma como a la región, al país y al mundo. Se devela una nueva ruta para conocer, para llegar, para andar…surge una nueva frontera que se puede visitar, recorrer, al mismo tiempo la llegada de visitantes requiere ordenamiento, normativa y propuestas.

Antes, solo unos pocos aventureros llegaban a esas latitudes, hoy con el nuevo camino desde al lago Fagnano hasta el mar de caleta María, atravesando nuestra estancia de este a oeste se abrieron muchas posibilidades y también han surgido amenazas.

Frente a esa dualidad, hemos optado por valorar el hecho objetivo del camino, que abre posibilidades, que genera nuevas dinámicas, que permitirá a muchas personas, especialmente magallánicos y chilenos conocer esta parte desconocida del territorio. El desafío, significa para nosotros que debemos emprender nuestro propio camino.

El desafío también es que como privados, dueños del lugar debemos desarrollar todas las herramientas para administrar la llegada de la gente en la forma más armónica posible, en que siga siendo un territorio donde la naturaleza con su fuerza siga siendo la protagonista. Las amenazas surgen de actitudes equivocadas producto de la ignorancia y el desconocimiento de la gente y las instituciones, tanto privadas como estatales, que no respeta la naturaleza, que usa y abusa de ella. En general, cuando se elaboran planes a corto plazo. Por el momento, nosotros, estamos pensando, reflexionando, compartiendo ideas con otros, para construir y proponer un modelo de uso del territorio, con una mirada transdisciplinaria, es decir con una visión holística, global y local.

Queremos invitar a los viajeros a que visiten nuestra estancia, que es un territorio donde convergen tres grandes parques: el parque kaurinka por el norte, el parque De Agostini por el suroeste, y el parque Yendegaia,por el sureste. Nuestra propuesta ecoturística es la vivir el territorio, a experimentar por medio de los sentidos, mirar y sentir, el valor la belleza escénica que ofrecen los ecosistemas subantárticos, las formas, los colores, los olores de los bosques, los glaciares, los ríos, lagos, lagunas y el mar. La naturaleza remota que antes había estado invisible, para muchos, por el difícil acceso, hoy puede develarse para ser maravillada, pero con respeto, y cuidado.

Ivette Martínez


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